Independientemente de cómo visite el Gran Cañón (descendiendo sus aguas
bravas, bordeándolo a pie, montando en mula o recorriéndolo en coche y
parando en los puntos con vistas panorámicas) quedará maravillado por
este impresionante desfiladero, al igual que los millones de turistas
que lo visitan cada año. El majestuoso cañón, un interminable despliegue
de colores, mide un total de 450 kilómetros de largo, una media de 15
kilómetros de ancho y desciende unos 1.800 metros en su punto más
profundo. Recorra en coche la ruta escénica que bordea al cañon por el
este o el oeste, o descienda al interior del cañon a pie, en mula, o en
una balsa por las aguas del río Colorado, que intercalan emocionantes
rápidos con aguas más tranquilas. Baje a las Havasupai Falls, una
cascada de aguas turquesas que va a parar a una piscina de agua
cristalina. Abundan los caminos de senderismo y, para los que estén más
en forma, el camino de borde a borde, de 35 kilómetros, aunque agotador,
merece la pena. La increíble puesta de sol que se aprecia desde Lipan
Point, el camino de Bright Angel Trail (el preferido de los
excursionistas) o la zona de picnic en Vista Encantadora son motivos
suficientes para entender por qué, en 1908, el presidente Theodore
Roosevelt declaró el cañón como Monumento Nacional, denominándolo "el
lugar más maravilloso que todo norteamericano debería visitar".
No hay comentarios:
Publicar un comentario